Es difícil establecer los orígenes del "curling", si bien podemos afirmar que se practicaba ya en el siglo XVI pues las piedras más antiguas encontradas [en Escocia] datan del año 1511. El primer documento escrito que habla de una competición de curling se remonta a 1540.

En un principio, las piedras provenían de los acarreos de los ríos. En el siglo XVII se las dotó de una empuñadura, para que el lanzamiento resultase más cómodo y eficaz. En 1838, con la creación del primer club, se estandarizó el tamaño y calidad de las mismas.

En nuestros días, este deporte tiene gran implantación en todo el norte de Europa y en Canadá.
El curling es un deporte de caballerosidad exquisita. Es frecuente que los jugadores diluciden entre ellos las jugadas, por lo que los árbitros apenas deben intervenir durante el partido (aunque tienen la decisión final).

El curling es un deporte que se juega sobre una pista de hielo y en el que se enfrentan dos equipos de cuatro jugadores. Durante el desarrollo del juego, cada participante ha de deslizar sobre la pista una piedra hacia una diana situada al final del pasillo.

Existe un límite de tiempo para realizar todos los lanzamientos en un partido.
Antes de iniciarse el encuentro, se realiza un sorteo para decidir qué equipo saldrá el primero, y desde ese momento cada entrada la iniciará el equipo ganador de la anterior.
Esta regla está destinada a conseguir igualar los encuentros todo lo posible.

Una vez finalizados todos los lanzamientos, las piedras que se encuentren más cerca del centro de la diana puntuarán.
Sólo puede puntuar un equipo en cada entrada. Se comienza por la piedra que está más al centro, y se siguen contando puntos por cada piedra del mismo color que la siga en proximidad al centro de la casa. Si la siguiente piedra es de distinto color, se acaba la puntuación.

La única excepción a esta norma es el empate a 0.